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La idea de reparación puede tener múltiples y complejos significados: significados legales, de justicia social y significados que implican la voluntad de compartir memorias históricas y un entendimiento común de la contribución que las víctimas y sobrevivientes aportan a la reconstrucción de la confianza.
Desde una perspectiva de derechos de las mujeres, la reparación también puede referirse a la capacidad de las mujeres y las jóvenes para reconstruir sus vidas recuperando su dignidad y sentido de identidad. Reconstruir sus vidas no como eran antes de la guerra o el conflicto, sino de manera a transformar las injusticias socioculturales y desigualdades estructurales que anteceden al conflicto.
La reparación tiene que ver con el significado político de la solidaridad.
Muchas integrantes de la Coalición por los Derechos de las Mujeres en Situación de Conflicto han trabajado para impulsar la reparación por la esclavitud sexual militar. Muchas se han integrado a la Coalición a mediados de los 90, impulsadas por la necesidad de garantizar la justicia de género en el Tribunal Penal Internacional para Ruanda. Nos hemos unido porque teníamos que cuidarnos, poner fin a la impunidad por las violaciones a la integridad de las mujeres.
La vergüenza y el anonimato, el encubrimiento, la negación y, por cierto, la continuación de las violaciones también deben tenerse presentes a la hora de atender la necesidad de reparación por delitos sexuales en tiempos de conflicto.
La urgente necesidad de que una reconstruya su relación consigo misma, con su familia y su comunidad nos obliga a exigir que el Estado desempeñe un papel activo para posibilitar que las víctimas salgan adelante y lleguen a ser verdaderas ciudadanas en su sociedad. De hecho, la reparación también tiene que ver con asegurar que las víctimas puedan contribuir a la reconstrucción de su sociedad.
La solidaridad es una manifestación activa de la concientización. En términos políticos, esto significa una voluntad de cambiar, de salir adelante. La paz deber ser más que la simple ausencia de guerra [1]. La solidaridad tiene que ver con lo que hacemos con lo que hicieron de nosotras.
El derecho de las mujeres y las jóvenes a la reparación no sólo tiene que ver con la restitución, la compensación, la preservación de la memoria y el acceso a un desagravio judicial, tiene que ver con que las mujeres participen activamente en la reparación del tejido social y la construcción de una sociedad nueva, justa y equitativa.
Mujeres sobrevivientes, activistas y juristas de Sierra Leona, Sudán, Kenia, Ruanda, Burundi y República Democrática de Congo se han unido con sus hermanas de Perú, Chile, Guatemala, Colombia, India, Francia y Canadá [2] para elaborar la Declaración de Nairobi. Lo han hecho con la esperanza de que las ONG de mujeres, redes de mujeres y ONG del mundo entero respalden esta Declaración, y que Estados comprometidos busquen asegurar que los mecanismos – judiciales y no judiciales – internacionales, regionales y nacionales entiendan la utilidad y la importancia de esta Declaración y empiecen a promover sus principios.
[2] Queremos aquí reconocer a nuestras hermanas de Timor Leste que deberían haber participado en la reunión pero que no pudieron asistir.
El derecho de las mujeres y las jóvenes a la reparación no sólo tiene que ver con la restitución, la compensación, la preservación de la memoria y el acceso a un desagravio judicial, tiene que ver con que las mujeres participen activamente en la reparación del tejido social y la construcción de una sociedad nueva, justa y equitativa.